“El contenido puede ser moderno, la forma de abordarlo ancestral”

Nota informativa

Presentación de música tradicional afrodescendiente por América Afroindígena

  • Organización sin fines de lucro
  • Proyecto social para la difusión de la diversidad musical
  • Identidad, tradición y cultura afro

Conciertos América Afroindígena llevó a cabo la presentación musical de las agrupaciones Son de café y Ensamble De Mar a Mar en la Galería de Arte El Carmen el domingo 23 de octubre, la entrada fue libre. El evento se realizó con el fin de contribuir a la difusión de música afro americana en la Ciudad de México. El registro del concierto formará parte del nuevo material audiovisual que se difundirá en este año.

La organización América Afroindígena es un proyecto cultural que apoya al desarrollo de diversas expresiones musicales afro indígenas en América Latina. El proyecto nace en 2010 con la visión de trabajar con artistas de todas las edades  de comunidades rurales y urbanas para la producción y libre distribución de material en audio y video. Va dirigido a personas que directa o indirectamente consuman o participen en temáticas musicales de identidad y cultura afro indio americana. Se basa en un modelo incluyente, afirman sus organizadores.

Trío
El trío «Son de Café» interpretaba son huasteco en la Galería de arte «El Carmen».

La realización del evento tuvo como objetivo fomentar y fortalecer el desarrollo de proyectos nuevos con procesos “productivos-colaborativos,  integradores y justos”, aclaró Andrés Juárez Mohedano, quien estuvo a la cabeza de la organización del concierto. Asimismo, destacó que la importancia de retomar y difundir esta música radica en la forma en que puede contribuir al respeto y valorización de la diversidad cultural. Además, de la conciencia de nuestra propia identidad cultural y su relación con la disminución de problemas de ignorancia y violencia contra los grupos indígenas. Por otro lado, el incremento del patrimonio humano musical y el disfrute del mismo.

Pareja de bailarines de folclore que acompañaban a la agrupación como parte de su participación en el concierto.

Dentro del Auditorio de la Galería de Arte El Carmen la presentación inició a las 3 de la tarde con la propuesta musical del grupo Son de Café. Los tres integrantes de Huejutla Hidalgo interpretaron melodías típicas del son huasteco. En el violín Abel Hernández “el relámpago”, en la jarana Alfonso Hernández y en la quinta huapanguera Ana Hernández. La función estuvo acompañada de bailarines de folclore. Con trajes regionales y zapatos de baile, múltiples asistentes se levantaron a complementar la escena con su danza. Así, su participación continuó con dinamismo por parte del público. Finalizaron tras aproximadamente una hora de compartir su cultura y tradición en el ámbito musical, con melodías en náhuatl y declarando el amor a su tierra y al lugar del que provienen.

Mujer realizando danza tradicional al sonido del son huasteco.
Mujer realizando danza tradicional al sonido del son huasteco.

Marimbas, maracas e instrumentos varios de percusión adornaron el recinto para dar paso al Ensamble de Mar a Mar y escuchar una selección de música colombiana presentada  por Leibi Perea y María Medina de Colombia y los mexicanos Arístides Martínez, Óscar Tochtli y Edna Hernández. Como su nombre lo dice, los integrantes del ensamble encabezarían un viaje que arrancaría en el Pacífico para trasladarse al Caribe y cerrar retornando al Pacífico. La dinámica del recorrido aporta los sonidos más representativos de cada región. Del Pacífico El Currulao, el Bunde y la Rumba. Del Caribe se da a conocer el Bullerengue sentado, el Fandango de Legua, Tambora y Chalupa. “Estamos ante géneros mayores de músicas ancestrales que surgieron de la mezcla de indios, negros y europeos”, puntualizó Edna Hernández.

Integrantes del Ensamble de Mar a Mar en la presentación de su propuesta musical
Integrantes del Ensamble de Mar a Mar en la presentación de su propuesta musical.

El nombre del grupo de música colombiana proviene de la relación de los ritmos interpretados con el agua. La música del Pacifico sur colombiano, así como la del Caribe se vinculan ya sea con río o mar. “Se comienza despacio y se continúa con una expresión que va subiendo de intensidad. La forma en que las melodías están construidas se puede comparar con el ritmo de vida, del mar y del corazón”, comenta una de las vocalistas seguida de la declaración del tema por parte de la marimba, enseguida la voz líder y los coros. Una vez que la pieza tradicional comenzó, la marimba improvisa y va subiendo enérgicamente, las voces animan con “churreos”, como son llamadas las frases de  sonidos de vocales durante la melodía que sigue aumentado en velocidad e intensión. Esta cierra con marimba y coros, las percusiones llamadas “guasá” aportan un sonido alto o van suavizando para marcar la salida y finalizar.

Percusionistas del Ensamble  De Mar a Mar en la interpretación de una de sus piezas musicales.
Percusionistas del Ensamble De Mar a Mar en la interpretación de una de sus piezas musicales

Además de la atracción sonora, en el escenario se podía observar a una pareja de bailarines con vestuarios coloridos que ejecutaban un baile simulando el movimiento del oleaje. “Avanzan, retroceden y cruzan como las aguas del mar”, afirma Edna.

En este momento del concierto, los asistentes ya han conocido la Tambora, música ancestral

Pareja de bailarines de música colombiana.
Pareja de bailarines de música colombiana.

clave en la ribera del Río Magdalena. Sus temas abordan principalmente la naturaleza, la fauna, el amor y la zona geográfica a la que pertenecen. La Tambora representa un género mayor y se divide en múltiples aires: Tambora, Tambora paliteada, Berroche, Fandango y Chandé.

Dichos géneros musicales tienen una gran influencia africana que no sólo se puede identificar en la técnica musical sino en su presencia en las costas del Caribe colombiano y la propia historia del país y el continente. “Los tambores, la marimba, las rítmicas en las percusiones menores y el canto de una voz líder con respondedores o coros que hacen una respuesta reiterativa en voz unísona, son características de esta herencia africana”, argumenta Edna Hernández, integrante del Ensamble. Cada canción cuenta una historia en la que se concentra la cadencia y las cédulas rítmicas tradicionales.

 “El contenido puede ser «moderno, la forma de abordarlo ancestral”, afirma Edna Hernández.

Tanto Andrés Juárez, líder de América Afroindígena, como el talento presente en la sesión cultural concuerdan en que es “un momento clave” para la música tradicional. Consideran que hay una “coyuntura actual” en la que a pesar de su complejidad y el poco apoyo oficial para expresiones independientes, el panorama para la música afrodescendiente, indígena, típica, regional o mestiza comienza a mejorar. Reconocen que se deben enfrentar retos como la dificultad para alcanzar el público y lo recursos deseados, la sustentabilidad, economía y la consolidación comunitaria. Por otro lado, este tipo de música transporta a sus receptores a una “sonoridad diversa, una transición o contraste con el mundo moderno”.

En palabras de Andrés, la realización de este esfuerzo ha resultado una experiencia enriquecedora en la que se han generado sinergias y se han sembrado semillas para el futuro. Uno de los mayores retos ha sido la administración económica, según el responsable de América Afroindígena. Además de la complejidad para transmitir  a ciertas audiencias lo que se está buscando lograr.

En cuanto a los integrantes del Ensamble De Mar a Mar,  interpretar estos géneros y músicas simboliza un viaje hacia el instinto, al ser primigenio en el que se aprende a hacer música de otras formas: desde la mente, el cuerpo y las emociones. “Esta música es una memoria viva y lo que haces cuando la ejecutas es traer elementos de otros tiempos a fundirse”

La exhibición afrodescendiente culminó con una última pieza dedicada al Caribe y la invitación al público a unir sus voces a los coros e integrarse al baile dirigido por la pareja de bailarines.

Tras finalizar, Andrés Juárez Mohedano concluye que, con manifestaciones de diversidad como estas es que se genera un desarrollo humano, económico, cultural y social, a través del modelo incluyente que han generado. Identifica  que el interés, la interacción y la respuesta de las personas es cada vez más mayor. Diversos actores y agentes culturales se interesan en el proyecto, eso es un indicador del buen impacto que este ha tenido”. Del mismo modo, los músicos colombianos aseguran que observan que la gente que les escucha se entusiasma y experimentan placer y goce.

América Afroindígena se ha sumado a los esfuerzos para contribuir al desarrollo de nuevos públicos consumidores, así como difundir y visibilizar expresiones culturales afro indo americanas con la organización y producción de manera independiente de material audiovisual que de soporte a la  identidad, diversidad y al talento  indígena, mestizo, regional, tradicional y afrodescendiente.

El resultado del trabajo y colaboraciones se pueden encontrar en el canal de SoundCloud en https://soundcloud.com/americafroindigena y, el seguimiento de información, contacto y próximas actividades, en la cuenta de Facebook www.facebook.com/americafroindigena.

Entrevista a Jazzfalto

Artivismo, fusión y tradición

Después de la interpretación de seis de sus mejores melodías y tras ser despedidos con aplausos y peticiones de más de su música, la banda de jazz fusión,  Jazzfalto  dejó el escenario. Los integrantes compartieron autógrafos y material físico de su más reciente producción para más tarde entrar en el camerino en donde comenzaron a relajarse y guardar sus instrumentos. La entrevista se llevó a cabo en ese modesto espacio que se llenaba de la vibra musical y energía tras la tocada.

Para comenzar, Enrique Jiménez, Alejandro Ugalde y Mario García, quienes conforman la banda, comentaron cómo incorporan la música de origen indígena en su creación musical.  Además de como músicos, trabajan en un proyecto en colaboración con ConArte y están  al frente de un programa llamado Raíz fusión, un sello discográfico en el que la idea es hacer un laboratorio con  jóvenes de 13 a 25 años aproximadamente.

“Gracias a ese proyecto tenemos chance de hacer una selección nosotros primero e identificar cuál es la música indígena más importante y qué podíamos fusionar con música urbana. Estuvimos un buen rato trabajando en eso y gracias a ese ejercicio pudimos interpretar estas piezas”.

Ellos llaman “unidades mínimas significativas” a los elementos claves para que algo suene con ciertas influencias. “Si  las piezas no las contienen no existiría esto, nuestra música  sonaría a otra cosa y más que fusión sería confusión”.  A partir de ese proyecto con ConArte pudieron concretar este repertorio musical.

En cuanto a las inspiraciones o historias de cada una de sus canciones, resaltaron que es importante primero tener una esencia, saber de dónde se va a extraer la idea principal  y, partiendo de ahí contar una historia que se va musicalizando. Con las unidades mínimas significativas se empiezan a fusionar los demás ritmos y estilos urbanos.  “Incorporamos el jazz,  funk, blues y  rock. Algunas otras rolas surgen de imágenes pero es la misma idea. Se plasma la imagen y  se retoma la historia tomando y extrayendo lo más importante para fusionarla con lo que cada quien trae, con los diferentes estilos”.

Además de retomar la música tradicional mexicana, los músicos de Jazzfalto reconocen la gran influencia africana pues afirman que gran parte de los ritmos de todo el mundo tienen influencia Afro. “Muchos de los ritmos que han llegado y constituyen la música regional mexicana tienen su base rítmica y el origen de sus instrumentos en la tradición africana.

Uno de los aspectos de los que están más conscientes los integrantes de la banda musical es del complicado panorama en México para la difusión y producción del jazz.  Reflexivamente puntualizaron que la música Afroantillana llega de diferentes lados y  está ahí, se mantiene.  Lo que hay que hacer es darle el realce que necesita porque ya es parte de la cultura mexicana.  “La música Afroantillana nos queda a varios, el jazz latino, el jazz fusión, el jazz mestizo entre otros.  No hay más que mencionarlo y volver a sacarlo a flote, hacer más música. Estamos  en un break o un estancamiento en la composición entonces, ¿qué está pasando?  Que hace falta más trabajo, más presencia y que los músicos lo vean como es, como una responsabilidad y como parte de la cultura de nuestro país. No solo nos corresponde a los músicos, sino a instituciones y a un público educado para estos géneros.  Retomar lo que ya está hecho, más lo que podamos hacer ahora con nuevas generaciones”.

En opinión de los integrantes de la agrupación de jazz,  el Jazz-Mex es una gran oportunidad para las distintas propuestas dentro de la fusión. Integrar  el jazz con música tradicional mexicana y otros géneros como el rock o el reggae y ska, tomando siempre como eje la música tradicional. Dentro de las festividades jazzísticas  que tiene  el CENART a lo largo del año, como el Euro jazz,  que es el más conocido, el Jazz-Mex está comenzando también a tomar relevancia. Mayor audiencia lo espera y lo conforma. “Hubo mucho público y es un escenario que para todos los músicos marca una gran experiencia. Es muy agradable en la carrera musical que escuchen tu propuesta y la reciban así”

Finalmente, desde que se recupera la música tradicional mexicana, se está hablando de un proyecto con tintes sociales. Jazzfalto, opera socialmente con diferentes enfoques. Los derechos culturales es el uno de estos.  “Promoverlos, no sólo como una parte de la expresión a través de la música, sino como una forma de vida para muchas personas de diferentes estados que se dedican a eso. Hay que darle vida también a esas aristas, son un llamado a las instituciones, a que validemos, apoyemos y sustentemos esa música. México tiene demasiado del cuarto pilar de la cultura para hacer de esto un gran auge. Es vital.  Además, que los músicos respetemos, dejemos de competir y comencemos a compartir y nos abramos a nuevos aprendizajes”.

Una de las premisas de la banda es que la música siempre ha estado acompañando a los procesos, a lo largo de la historia. Por eso, ellos pretenden poner a la música regional mexicana en un plano más vigente. A pesar de poder  tocar cosas más clásicas dentro del género del jazz, los compositores están convencidos de que es un momento muy importante en el que necesitamos” mover fibras  de nuestro país”.

 Jazzfalto confía en que desde la música  se puede voltear a ver gente que está produciendo y trabajando por este país y que están escondidos. Lo que han querido desde el 2007 que fundaron la agrupación , es darles presencia, vida y recordar a la audiencia que son parte de la cultura mexicana.

“Podemos darles diferentes tratamientos con mucho respeto, un poco a nuestro estilo, conforme a nuestra vivencia.”

La música siempre ha estado presente en los movimientos sociales y lo que se está haciendo es retomar esa tradición y adaptarla al estilo Jazzfalto.

Asimismo, comparten varios temas importantes en México.  El “artivismo” es uno de estos. Ver el arte como parte activa de la conciencia social.  Fomentan cultura de paz, ciudadanía y hablan de la construcción del arte que, a diferencia de la creación de artistas forma personas sensibles con prioridad en los valores. Eso,  les ha permitido, a través de la música coincidir con maestros, alumnos, conciertos, compositores y entre ellos mismos trabajar con el  mismo objetivo y visión.

“El jazz va más allá, Jazzfalto en ese sentido va buscando libertad con los fenómenos sociales.  El arte está ahí, es el que ha roto cadenas o más bien el que ha creado mayor conciencia. Nuestra música es un llamado urgente a que más personas se sumen a una conciencia social.”

 

Historia de los tambores y su influencia en la música del Caribe.

La polémica percusión

Artículo informativo 

Aunque es un instrumento aparentemente sencillo tanto para construir como para tocar, el tambor tiene una historia compleja. Su primera aparición se da en la época primitiva en 6000 a.C. Inicialmente los tambores se construían con un tronco hueco y en ambos extremos se colocaban pieles de peces o reptiles que, eventualmente, se reemplazaban por pieles de otros animales.

Toda la América Negra y el Caribe reciben sus influencias rítmicas de África, en consecuencia toda  su música se basa sobre el elemento rítmico africano. África, además de la gran influencia que tiene sobre los ritmos de las Antillas, es también un esencial productor de instrumentos musicales de todas clases. Uno de los que determina la música Caribeña y que además deja un gran legado en la música son los tambores.

 En África la fabricación de tambores tradicionales es una manualidad que a menudo pasa de generación en generación, dentro de las familias y entre algunas culturas es un trabajo hereditario. Las cubiertas de los tambores, son en su mayoría de madera dura, como aliso, roble, arce o caoba. El tipo de madera usado en la fabricación de un tambor determina el producto final y sus sonidos. Las pieles para los cabezales eran generalmente hechas con cuero de animales como cabras o vacas.

El tambor es quizá el primer instrumento musical conocido, y aún hoy en día juega un papel importante en muchos géneros musicales. Ha servido para muchos otros propósitos, y lo sigue haciendo en las sociedades tribales y religiosas de todo el mundo, en ceremonias religiosas, rituales tradicionales, carnavales e improvisaciones el tambor está presente.

De cultura en cultura, quién toca tambores tradicionales africanos varía. En algunas tribus, sólo los que tienen derecho hereditario para ser percusionistas pueden tocar los instrumentos, mientras que en otras culturas, los tambores eran el único instrumento que podía ser tocado por cualquiera en la villa. A menudo, se pensaba que el percusionista era poseído por los espíritus de los tambores, aquellos del fabricante del tambor, los del animal cuya piel fue usada para hacerlo, o los del árbol cuya madera se usó en su cubierta.

Los tambores sirvieron para varios propósitos, muchos de  ellos relacionados con la comunicación. Juegan un papel importante en variedad de ceremonias religiosas y civiles. En algunas culturas de África oriental, por ejemplo, se hacen ofrendas de tambores al rey como un símbolo de poder.

Detrás del gran aporte musical que significa el tambor como instrumento del Caribe, existe una gran controversia, en África en la esclavitud se obligaba a los presos a bailar al ritmo de su música para mantenerlos sanos y combatir la depresión. Tiempo después se les permitió tocar el instrumento y producir sus propias melodías. Asimismo, los esclavos enfrentaban su situación con ayuda del instrumento, pues relacionaban con éste, su capacidad para tocarlo o construirlo respuestas de sus dioses que dieran de alguna forma sentido a lo que vivían. Así, una vez que los tambores les pertenecían, comenzaron a ser usados como un medio de comunicación entre los esclavos. Fue en varias ocasiones la manera en la que ellos organizaban revueltas y rebeliones, en su mayoría muy violentas. Es por eso que por 1739 quedan prohibidos en prácticamente toda la región Caribeña.

Detrás de ese suceso, lo más relevante es que tras esta limitación surgen otras alternativas y las vías de expresión musical crecen. La censura de los tambores da paso y es un gran precursor para el origen de otros objetos musicales y ritmos muy variados.

“Los esclavos apelaron a sus recursos culturales para luchar”  (Michaelle, 2005)

 Los tambores fueron prohibidos por aspectos sociales, principalmente de comunicación, pues este fue capaz de vencer las barreras de idioma y su sonido era el principal canal de expresión e interacción. Factores religiosos también intervinieron pues, diversos dioses y deidades eran invocados o exaltados con el sonar de este instrumento.  Desde el siglo XIV la religión católica fue impuesta y fuera de ésta ninguna otra podía profesarse libremente. Las creencias afroamericanas fueron etiquetadas como primitivas supersticiones, oscurantismo, idolatría y paganía.

A mediados del siglo XIV en Europa, los tambores comenzaron a hacer acto de presencia en la marcha militar.  Su adición a la orquesta llegó unos de años más tarde en el siglo XVII.

Con la prohibición surgieron y se crearon otras alternativas, sustitutos y  otros instrumentos en lugar del tambor,  algunos de estos fueron el violín, el banjo, los huesos o la pandereta. Los esclavos no contaban con ningún tipo de objeto personal, no manejaban su tiempo y eran sometidos a fuertes jornadas de trabajo por lo que los nuevos instrumentos que elaboraban se caracterizaban por ser portables y livianos.

Aún después de la abolición de la esclavitud, las prohibiciones seguían presentes y con mayor fuerza. A finales del siglo XIX, las bandas de marcha que incorporaban los tambores en su ejecución, comenzaron a ser un estilo de música popular incluyendo también instrumentos de metal, de viento, de madera y mayormente de percusión.

A principios del siglo XX, los músicos negros empezaron a experimentar con la forma y con los instrumentos. También empezaron a improvisar. Los afrodescendientes colocaban en el suelo los instrumentos de percusión, de las bandas de marcha: bombos, cajas y platillos para que una sola persona tocara y experimentara los sonidos de cada uno, simultáneamente. Esa fue la primera variación de las bandas de marcha, dicha creación dio origen a uno de los instrumentos más reconocidos de la música actual: la batería.

Después de su aparición, los tambores fueron evolucionando. Existen los tambores membráfonos que usan sólo un cuero o bimembráfono que en ambos extremos están cubiertos por pieles.  Para la creación de música, principalmente en Cuba se fueron reinventando en formas y timbres, algunos instrumentos de percusión, e inventando otros. Tales son los casos de las Tumbadoras o Congas, que tiene sus raíces en el tambor del Congo de África, las claves;  dos barras gemelas de madera que al golpearse determinan el inicio y marcan el ritmo de la melodía y además ponen el ritmo base para el baile de estas piezas. El Bongó, que es un invento genuino cubano y los Timbales de su antecesor el Tímpani que es tocado con baquetas.

Hoy, podremos identificar y escuchar instrumentos como los timbales, maracas, claves, güira y múltiples variaciones de  percusiones.  Todos esos artefactos musicales tienen como precursor al tambor, su historia y la polémica generada tras ser prohibidos a los esclavos y en la región del Caribe.

Los resultados, musicalmente hablando de la censura del tambor y la búsqueda de nuevas formas de expresión, se pueden apreciar en las Antillas y en su música más representativa. Como parte de la percusión cubana, por ejemplo, surge el bongó. Es un instrumento de golpe directo conformado por dos cuerpos de madera unidos entre sí.  Al intérprete de este se le llama bongosero quien mantiene la estructura  de madera entre las rodillas y las golpea con uno o más dedos y las palmas de las manos.  Él tiene la libertad de improvisación dentro de algunas piezas musicales. Puerto Rico y la República Dominicana emplean también instrumentos parecidos, con ciertas variaciones para la creación de estilos musicales folclóricos y populares como la bomba, la plena, el merengue y la bachata.

En América del sur, hacia las islas del océano Atlántico, la presencia de las percusiones en la música es una de las más reconocidas a nivel mundial.  Brasil y la batucada tienen como principal componente múltiples combinaciones de tambores que  se usan tradicionalmente en la samba, donde suelen llevar la función de marcar los cortes y adquieren el mayor protagonismo en eventos distintivos de la región como lo son los carnavales, que en el caso del de Río de Janeiro es considerado la mayor celebración popular y cultural de América.

Entre la  música realizada con percusiones que se originó tras la prohibición de los tambores destaca la creación de los tambores metálicos o Steel pan.  Estos tambores representativos de la música de Trinidad y Tobago, fueron una alternativa musical y uno de los instrumentos más importantes del siglo XX.  Los tambores metálicos de Trinidad y Tobago son construidos aplastando las tapas de los bidones de petróleo que es el producto  principal de exportación. Cuando los bidones adquieren una forma semejante a la de un tazón, el tambor es expuesto  al fuego y  posteriormente es enfriado. Una vez hecho lo anterior, el tambor es afinado con martillos y otras herramientas que permiten que las diversas partes de la superficie del Steel pan produzca sonidos. El instrumento cuenta con  36 notas musicales aproximadamente. Se afirma que es la más grande contribución al campo de la música del siglo XX y un el mayor componente de la música popular de Trinidad y Tobago.

África  está presente en la música Afroantillana de la región del Caribe y algunos países de América del sur. El legado y su influencia se aprecian desde la construcción y evolución de instrumentos musicales tanto como en la tradición y finalidad de la música.

África en los instrumentos

Podcast informativo

Influencia africana en la creación musical de las Antillas y el desarrollo de nuevos instrumentos musicales.

 

https://mx.ivoox.com/es/player_ej_12925152_4_1.html?c1=ff6600

 

 

Fuentes:
Asencio, Michaelle “Los dioses olvidados de Haití”, En contexto; Volumen 9. No.11, 2005. Pg.131 consultado en  http://www.saber.ula.ve/contexto/
La prohibición de los tambores en la escuela. “Una herencia que necesitamos revisar”. Entremúsicas, música, investigación y docencia. http://www.entremusicas.com/docencias/2010/11/05/la-prohibición-de-los-tambores-en-la-escuela/